lunes, 29 de agosto de 2016

Otra Forma de Ver el Vaso

Durante mucho tiempo creí que solamente había dos formas de ver el vaso: medio lleno o medio vacío, y que, según como lo viera, me encontraría incluida en uno de los dos grandes grupos de personas: los optimistas o los pesimistas. 

Pero ¿qué pasa si no veo el vaso de ninguna de las dos formas? ¿o si, el hecho de que el vaso esté "medio lleno" no es tan bueno como supuestamente debería ser? ¿qué pasa si eso de lo que está lleno el vaso es malo y debo vaciarlo para, recién entonces, contar con el espacio necesario para llenarlo con algo bueno? Es lo que pasa, por ejemplo, cuanto estamos "medio llenos" de ideas preconcebidas, de prejuicios, de palabras que nos condicionan a ser de determinado modo, de miedos, de dudas, de quejas... 
Imagen tomada de Google

¿Y qué pasa si estamos "medio vacíos", pero eso no es tan malo como parece? Porque estamos "medio vacíos" y eso nos genera inquietud, ambición, "ganas de llenarnos", deseos de incorporar cosas nuevas, ansias de aprender... 

También puede pasar que le preguntemos a alguien si ve el vaso medio lleno o medio vacío, y ese alguien responda que no ve ninguna de las dos opciones... que ni siquiera ve un vaso, que eso que está ahí frente a él es un porta lápices, un porta velas, un recipiente para la dentadura postiza, una trampa para cazar arañas que aparecen sobre la mesa, una caramelera u otra cosa. 

Y supongamos que nos ponemos de acuerdo en que es un vaso (o al menos eso pensamos vos y yo) ¿Un vaso es algo bueno o algo malo?
Imagen tomada de Google
Imagen tomada de Google

Ok, lo que se ve en la última foto no es un vaso... ¿o sí?

Definir cómo vemos el vaso es parte del proceso de definirnos a nosotros mismos, de definir el tipo de observador que somos y el tipo de observador que queremos ser, porque en definitiva no vemos las cosas como son, las vemos como somos. 

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