martes, 1 de noviembre de 2016

Adultos de hojalata


Esa soy yo... ese sos vos. Vos y tu pareja, vos y tus hijos, vos y tus padres, vos y tus amigos. 

Como un gigante de alambre, de hierro, de madera, de hojalata, como un gigante de cualquier material opaco y duro, se va construyendo alrededor de nuestro niño interior el adulto monstruoso que crece y crece sin rumbo. 


De repente un día abrimos los ojos y somos una máscara, un traje, un disfraz o un uniforme, somos un título universitario, un trabajo, somos el auto que manejamos o el que no podemos comprar, somos el éxito o el fracaso que tenemos en la vida. 


Y ese adulto de hojalata se va haciendo cada vez más grueso y más pesado, más difícil de llevar por nuestro niño interior. Ese adulto de hojalata nos va alejando del mundo real, porque ahora somos todos adultos de hojalata y solo podemos ver nuestras cáscaras y nuestras máscaras. 


Mientras, en el interior, un niño busca salir, amar, perdonar y ser perdonado, un niño busca los ojos, las sonrisas, los silencios. 


¿Qué te diría tu niño interior, si el adulto de hojalata que sos lo dejara hablar? ¿Qué te diría si le preguntas si es feliz? ¿si cumplió sus sueños o está en el camino de cumplirlos? ¿si se siente amado? ¿si ama todo lo que puede? ¿si es libre? ¿si esta es la vida que quiere vivir?


El niño que llevas dentro está ansioso por darte todas las respuestas, solo tienes que animarte a preguntar.